Iniciado por
Mercurio
¿Privacidad?
En un mundo como el que vivimos, eso es bastante difícil de lograr: habría que ser un ermitaño, aislado en una cueva y sin contacto con el mundo.
¿Tampoco usan un móvil que no solo los ubica geográficamente en todo momento sino que además conoce (y deja registro) de cuales han sido todos sus movimientos y recorridos, con quién y en que momento se han comunicado o inclusive el nivel de su actividad física? Si realmente les preocupa la "privacidad" tendrán que dejar de usarlo...
¿Se abstienen de hacer compras por la Web de aquellos productos que no están disponibles en la tienda física del vecindario? ¿Jamás han solicitado los servicios de Uber o cualquier otro servicio de esta naturaleza? ¿Llevan fajos de billetes para pagar no solo los gastos de bolsillo sino las compras un poco mas "importantes"?
No se como sea en España, pero en mi país es obligatorio expedir facturas de cualquier transacción que se realice en un establecimiento formal, llámese restaurante, tienda, farmacia o lo que sea para lo cual es necesario el número de mi identificación: así pague en efectivo, siempre queda un registro que será conocido por la agencia tributaria. Por Ley, ningún pago de salarios u honorarios puede hacerse fuera del sistema bancario, por lo que la única forma de obtener efectivo es a través de los ATM o en los bancos mismos. Solicitar sumas importantes de efectivo ya es un riesgo que pocos quieren correr, además de quedar registrado en cada caso.
Evitar lo anterior significaría solo usar lo que ofrece el mundo informal, tanto para ingresos como egresos, como viven muchas personas pero no es mi caso. Si llego a una tienda a comprar un traje, unos zapatos y algunos complementos y en el momento de pagar lo hago en efectivo, muy seguramente quedaré registrado por las cámaras de seguridad y me mirarán de forma extraña: solo los que obtienen dinero "fácil" lo hacen. Compras o pagos de otro rango se hacen por transferencia bancaria, cada vez se utiliza menos efectivo y si, de todo queda un registro lo que no siempre es indeseable.
Hace poco hice un viaje a México durante el cual el poquísimo dinero que llevé en efectivo pensando en cualquier compra callejera lo gasté en el aeropuerto de regreso para no traer de vuelta una moneda que no se usa en mi país. Todo, absolutamente todo lo pagué de forma virtual, desde el Uber que solicité al llegar a través de su aplicación y cuyo cobro automático con cargo a mi tarjeta era en función del lugar de origen y destino, como las entradas a museos, el café en Starbucks, en fin, todo, no solo lo obvio como hoteles y restaurantes, con la ventaja adicional de obtener un valor de cambio de divisa que me era favorable.
A mi regreso, el proceso de inmigración no fue como lo conocía en el que un funcionario ponía un sello en mi pasaporte: ahora me esperaba una máquina que registraba mi entrada por medio de reconocimiento facial sin ningún trámite adicional...
¿Privacidad?